El callejón del muerto.
Hubo un mercader en particular, que llegó a la capital con la idea de montar un negocio.
Aunque alzado en un callejón de no fácil acceso, el negocio era concurrido y parecía ir sobre ruedas.
Un día el mercader falleció, dejando éste sin quien lo trabajare y el local dejó de funcionar.
Antiguos clientes que se acercaban a ver el antiguo establecimiento, comenzaron a percibir algo raro en el área.
Cuenta la leyenda que ese callejón tenía vida propia y por las noches, espíritus errantes aparecían justo a las puertas de l local.
Esta leyenda se mantiene viva en nuestros días y hay quienes afirman se trata del mercader fallecido, reclamando lo que era suyo.
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